lunes, 27 de septiembre de 2010

Nuevo blog

A pesar de las recientes mejoras en Blogger/BlogSpot, hace tiempo que no estamos actualizando este blog. Pero no, no hemos desaparecido, de hecho a la derecha habíamos puesto RSS feeds del nuevo blog, en Wordpress, que es bastante más bonito y efectivo. Por supuesto seguimos en FacebookTwitter o Windows Live, que también se actualizan en el menú del margen derecho. También hace tiempo tenemos un dominio en el podéis visitarnos, nos vemos en...


¡¡¡Gracias a todos!!! :)

viernes, 5 de marzo de 2010

Instantes de Felicidad

Tal vez esos instantes de felicidad lo son debido a su brevedad. Cuando te sientes bien es fácil perder la noción del tiempo, pero es igualmente fácil que cualquier hecho haga cambiar nuestro estado. Más pronto o más tarde ocurrirá cualquier cosa que perturbe esa felicidad. Y eso tiene un punto en común: nos situamos de nuevo en la sensación de tiempo creada por la mente. Sabemos que la sensación del paso del tiempo es totalmente subjetiva, aunque es cierto podemos medirlo objetivamente. Lo mismo ocurre con el espacio, es cuantificable pero subjetivo: las distancias y tamaños no siempre las percibimos igual, simplemente recuerda cuando éramos pequeños, cuando nos desplazamos de un lugar conocido a uno nuevo... Objetividad contra subjetividad, razón contra percepción, ciencia contra religión. Nos han enseñado que las leyes de la ciencia son rígidas y nuestra consciencia inestable, que las leyes nos gobiernan en todos los sentidos y determinan la realidad. La ciencia es, pues, la religión mayoritaria, imparable e irrefutable. Y nos lo hemos creído. Hasta ahora.

Einstein propuso que el espacio no es rígido ni continuo y que el tiempo es también es relativo. Ideas como la curvatura del espacio o las paradojas espacio temporales (el viajero a velocidades cercanas a la luz) parecen extrañas y dificilmente aplicables. Funcionan en las proporciones más grandes, pero son dificilmente perceptibles en nuestra escala. De manera casi simultánea la física cuántica nos muestra paradojas en las más pequeñas proporciones. Y los que es más, las proporciones son equivalentes dentro de los átomos y las distancias entre los astros. Lo más grande es igual a lo más pequeño. Nuevos misterios aparecen, como la existencia de observadores que alteran los experimentos: partículas, moléculas de agua, aparatos de clorificación, subconsciente colectivo... Es posible modificar directamente la realidad. Entonces, ¿que queda de aquella aparente rigidez? Quizás sea nuestra percepción la que es rígida, o mejor dicho, es lo que nos han enseñado: causa y efecto, determinismo, destino. Desde este punto de vista ciencia y religión no son tan diferentes. Podemos utilizarlas, pero realmente nos utilizan a nosotros. Creamos la realidad que se nos ha dicho.

Mientras no tengamos control de nuestro estado, será el mundo el que lo tenga. Nuestra realidad nos tiene a nosotros y no al revés. Esto parece inevitable, podemos comprobarlo día a día. Si nos pueden alterar, nos pueden controlar. Y lo que es más, la mayor parte del tiempo, somos nosotros mismos nos controlarmos. De hecho este sistema es el más efectivo: el miedo nos limita. Nos limita. Nadie es tan esclavo como quien se cree libre sin serlo. Esto es perfecto para quedarnos estáticos, para no avanzar nunca. Pero el mundo sí lo hace, y no nos espera. Es paradójico como la mente, una máquina que nunca para, evita los cambios a toda costa. Está en continuo movimiento pero nos inmoviliza. Estamos tan identificados con el ego que nos sentimos, en mayor o menor medida, amenazados constantemente. Esto es lo que realmente nos altera. Luego si no somos nuestro ego, nuestra naturaleza es otra. Silencio, quietud. Aquí y ahora. ¿Es esto nuestro verdadero yo?¿Es por tanto este estado inherente a nuestra esencia?


Buda dijo que el origen de la insatisfacción es la dukkha. Este término de difícil traducción significa en sánscrito anhelo, deseo o apego. El ego sabe que es incompleto e impermanente, y por ello busca completarse y lograr la eternidad. La búsqueda de la felicidad y la eterna juventud es común a cualquier tiempo o cultura. La experiencia nos demuestra lo contrario, pero repetimos una y otra vez los mismos errores, las mismas acciones. Si quieres resultados diferentes haz cosas diferentes. Las leyendas nos cuentan que unos pocos elegidos logran alcanzar este sueño. Y resulta que el sueño significa despertar a la realidad, despertar la consciencia que duerme dentro de nosotros. ¿No es esto crear nuestra realidad conscientemente para trascenderla? Dejar de ser esclavo ajeno para ser maestro de uno mismo. Hasta que llegue ese momento, cuando dejemos de crear tiempo mental, quizás sólo podemos aceptar lo inevitable y luchar por lo posible. Quizás esto sea parte del camino. Como dices, dejarse llevar, pero ser consciente del camino. Es una actitud, una actitud Taoísta. Centrarte en lo que quieres y aceptar lo que no quieres tal y como es. Adaptarte al mundo, abandonar la resistencia. Zen.


Dos monjes miraban una bandera ondeando en el viento.
Uno de ellos dijo:
- “Es el viento que la mueve”.
El otro le respondió:
- “No estoy de acuerdo, es la bandera la que se mueve.”
Pero un patriarca Zen que estaba de pie muy cerca de ellos les dijo:
- “N...i la bandera ni el viento se mueven… es la mente la que se mueve.”